martes, 18 de septiembre de 2012

Me consumo, lentamente entre mi propia sombra. Mi estómago no responde, tengo que esforzarme por comer en estas negras horas cargadas de mi habitual desazón. Este lugar prometía ser la panacea, la recompensa a mi esfuerzo, el dulce laurel de la victoria; no obstante se está convirtiendo en una carga, un lastre con el que lidiar día a día, sin poder abrazar a nadie, solo; soledad es lo que me envuelve.
En cuatro días volverá la luz, volveré a  ver el motivo por el que sigo adelante en esta ciudad sin nombre de la que sólo soy un paréntesis, donde a nadie le interesa mi presencia ni mi nombre. Cinco eternos días cada semana, pero no me puedo quejar, te necesito aunque sea por breve espacio de tiempo y tenga que enfrentarme solo a mis quimeras, todo vale la pena por poder verte cada fin de semana, aunque las lágrimas se esparzan por las sábanas cada vez que no estás tú.

jueves, 5 de enero de 2012

No me pidas que lo deje todo. Mi casa, mi familia, mis amigos, mis estudios.

Porque realmente haría la maleta ahora mismo.